Oración a la Santa Camisa
Oración a la Santa Camisa
La Santa Compañía de Dios me acompañe, el manto de Santa
María su Madre, me cobije y de peligros me defienda. Ave María “gratia
plena dominus tecum” me libre de todos los espíritus malignos bautizados
y sin bautizar. Cristo vence, Cristo reina, Cristo de males y peligros
me defienda. El justo y Señor Individual hijo de Santa María, aquel que
nació en Belén en aquel solemne día que no pueda yo por eso ser ni
muerto ni con la justicia envuelto; que los que me quieran mal no me
vean, manos tengan y no me alcancen; hierros y no me hieran, nudos y no
me aten, Dios le dijo a Livón que con dos nueces no podrán hacer daño ni a ti
ni a ninguno que esta oración trajese consigo: traeré vendados a los que
intentasen hacerte daño y te defenderé aunque no lo digas.
“Dominus Tecum”. Tres Padres Nuestros a la Muerte y Pasión de Nuestro
Señor Jesucristo, al Monte Tartáreo entraste, a la gran serpiente
encontraste, con el cíngulo la ataste, con el hisopo de agua bendita la
rociaste: al mundo la sacaste. Ablandad Señora mía el corazón de mis
contrarios, que ojos tengan y no me vean, pies y no me alcancen, manos y
no me toquen. Con la espada de San Julián sean vencidos, con la leche
de la Virgen sean rociados, en el Santo Sepulcro sepultados. Amén.
Jesús, María y José. Lorenzo, detén el corazón de mis enemigos que
quiero hablar con ellos; Jesucristo hable y se ponga por mí; Jesucristo
me saque de de este cuidado por siempre. Amén. Esta es la oración de la
Santa Camisa, la del hijo de Dios vivo; esta es la que pongo yo en
contra de mis enemigos, pies tengan y no me alcancen, hierros y no me
hieran, nudos y no me aten. Por las tres coronas del Patriarca Abraham, a
quién ofrezco esta oración en unión de mi persona. Que vengan mis
enemigos tan mansos a mí como fue Jesucristo al madero de la Cruz. San
Ildefonso bendito, confesor de Nuestro Señor Jesucristo, bendeciste la
hostia y el cáliz en el altar, bendice mi cama, mi cuerpo, mi casa y
todo su alrededor; líbranos de brujos, hechiceros y de hombres y mujeres
de malas intenciones. JESÚS, MARÍA Y JOSÉ.
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