Corte Malandra (Corte Calet)
es de resaltar que la corte calet (Corte Malandra) Fue creada Para ayudar a los jovenes que estubieran en malos Pasos
Cerca de María Francia veneran al “Malandro Ismael”, una de las 10 personas que, de acuerdo con el sincretismo urbano, luego de su muerte, pasaron a formar “La Corte Malandra o Calé (también escrito con “k)”. El grupo lo completa la Chama Isabel, seguida de Jhonny, Antonio, Freddi y Ramón, entre otros.
Cabe destacar que este culto se da en
Venezuela y Colombia desde los años 60, y con más fuerza; en nuestro
país, por ejemplo, su existencia está subordinada al culto de María
Lionza, la adoración de la divinidad de una mujer
llamada María Lionza que es una mezcla entre el catolicismo y las
creencias de los pueblos originarios de Venezuela y
África.
Francisco Millán también da fe de que el
verdadero “Malandro Ismael” no reposa en el lugar,
sino en un camino que existe entre los cuarteles 34 y 46 norte, en la
parte alta del Cementerio General del Sur. Aclara también
que el nombre exacto de este venerado no es Ismael Sánchez, como lo indica la placa emplazada en el lugar, sino Carlos Ismael Urbaneja.
“Me imagino que
alguien puso ahí una imagen de las que dicen que es él (estatua
vestida con pantalón y camisa manga larga, que porta una pistola al
cinto, lentes oscuros y gorra de lado) y empezó la gente a
hacerle sus rituales”.
Esta “Espiritualidad”, fue un malandro caraqueño oriundo del
barrio Lídice de Caracas, y murió apuñalado en una pelea en la parroquia
23 de enero. Ismael, cuyo verdadero nombre era
Carlos Ismael Urbaneja, en los 70 era visto como una especie de
Robín Hood, que robaba en los bancos de los ricos, para darle dinero y
comida a los pobres.
Cuenta la leyenda que murió protegiendo a su barrio, y por eso ahora
miles de
personas buscan su protección, sobre todo, aquellos quienes
nesecitan de un consejo, o que guíe sus caminos para el triunfo en lo
que los feligreses vallan hacer.
El Espiritismo es cosa rutinaria dentro de los oscuros pasillos, y a
pesar de
que Ismael tiene un bajo rango dentro del culto de la tres potencias
(María Lionza, el Cacique Guaicaipuro y el Negro Felipe), en Las Pulgas
es visto como una de las máximas figuras protectoras.
Muñecos de él se encuentran en los negocios, y cual Virgen María, la
gente le prende velas y recita oraciones.
En el Cementerio General del Sur, detrás del panteón de Lulú Margot
Acosta
Francia “María Francia” (entrando a la derecha) se puede observar a
“La niña”, una joven que es guardiana de la tumba de Ismael desde que un
disparo en la cabeza la dejó cuatro meses en
cama.
Al parecer, el verdadero nombre de Ismael, el padre de la Corte Malandra, es Carlos Ismael Urbaneja y su tumba no está tan próxima a la entrada del camposanto. Unos santeros, hace más de 20 años, lo habrían fundado allí para hacer más fácil el acceso. Las autoridades custodian permanentemente el lugar, ya que muchos devotos consumen alcohol y drogas en las inmediaciones.
La muerte de Ismael es causa de diversas confusiones, de múltiples
creencias y
de inconmensurables controversias. Muchos afirman que su nombre real
es Carlos Ismael Urbaneja, otros aseguran que simplemente se trata de
un oficinista llamado Juan Francisco Carrillo, alias
“Ismaelito”, el que hoy día veneran por equivocación.
Francisco Millán, fiscal administrativo del camposanto, asegura que
Ismael no está en la tumba donde actualmente peregrinan sus devotos. “Nosotros manejamos libros de historias de este cementerio y sabemos cuál es el verdadero terreno donde está sepultado
Ismael. Su deseo de siempre era que lo enterraran cerca de un barrio y así se hizo”, expresa. Al parecer unos santeros, hace más de 20 años, lo habrían fundado allí (relativamente cerca a la
entrada del cementerio) para hacer más fácil el acceso al público.
Los vecinos cuentan que Ismael murió asesinado a puñaladas por el
malandro Leo
en la parroquia 23 de Enero, otra versión asegura que fue en un
enfrentamiento con el PTJ “Chino” Jiménez en la carretera vieja de La
Guaira. A un año de su muerte supuestamente se le apareció en
cuerpo y alma a una señora mayor que padecía de cáncer y, después de
aquello, ella fue curada milagrosamente de su enfermedad, desde
entonces Ismael pasó a ser un mito espiritual.
“La niña” cuenta que como cuidadora de las ofrendas de los santos malandros ha visto pasar a generales de las fuerzas armadas, policías e incluso abuelitas y mujeres que son golpeadas por sus parejas.
A diferencia del culto a María Lionza (en el que las promesas se pagan en bailes de candela -caminando sobre brasas- y ponen en riesgo la vida como ocurrió con dos personas que fallecieron por incineración en las montañas de Sorte, estado Yaracuy, la pasada Semana Santa) en la Corte Malandra el devoto debe ofrecer al santo en agradecimiento un cirio de siete colores, un cigarrillo, un vaso de anís o ron y una canción de salsa.
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